martes, 4 de septiembre de 2007

Un ejemplo de Niño

Que increíble que una persona sea tan apasionada de conocer.
No sé como describir esos ojos color café que tenían la mirada perdida. Es tan chico, tan humilde, pero tan capaz e inteligente...

Recuerdo mi primer día de trabajo en un local de ropa. Yo estaba sola y perdida sin saber qué hacer porque las horas pasaban y no entraba ningún cliente.
Alrededor de las 17:30 horas entró un niño vendiendo stikers.

Lo recuerdo como un encuentro apasionante.

A mí siempre me gustó conversar con esas personas que trabajan en la calle, con poco atuendo pero con muchas ganas de comer algo rico al finalizar su jornada laboral.
He hablado con varios, pero Josecito, sí Josecito le decían, era diferente a todos.
Vivía en una villa (realmente no recuerdo su nombre), junto a su mamá y su pequeño hermano al que llamaba “Chuky” por lo travieso que era. Su papá lo había abandonado cuando él tenía ocho años.

Me contó que trabajaba en el Mercado Sur por la mañana ya que estaba encargado de la limpieza. Le pagaban con diferentes “cositas” (como stikers, útiles escolares) que él se encargaba de vender por la tarde para luego llevar un plato de comida que su madre y su hermanito, deseaban ingerir.

Hablé mucho con Josecito. Me contó toda su historia pero recuerdo dos cosas (ó más tal vez) que llamaron mi atención.
La primera fue cuando me contó que su papá se había ido de su casa... ¡Qué tristeza reflejaban esos ojos vidriosos!

Josecito me decía que él se había preguntado millones de veces porqué los había abandonado, pero yo inmediatamente le dije que en la vida, había preguntas que no tenían respuestas.
Otra de las cosas que me enorgullecieron de él fue cuando comenzó a hablar de su mamá.
Ella había tenido un accidente y estaba en silla de ruedas, pero hacía dos meses se le había roto y estaba postrada en una cama. Tenían que esperar cuatro meses más para que el hospital le diera una nueva.

Empecé a indagar más sobre su vida: de lo que hacia, de cómo era vivir en una villa y qué es lo que querría hacer en su futuro.
Me contó que tenía un montón de amigos pero que eran mayores que él (y dentro mío pensé que con chicos de su edad nunca se podría juntar). Que iba al colegio y que quería estudiar en un futuro. Eso me interesó e indagué más sobre el asunto.
- ¿Qué querés ser cuando seas grande? –le pregunte.
- No sé, me gustaría ayudar a la gente. -respondió.

Un sin número de cosas se me vinieron a la cabeza. ¡Cómo puede ser que una persona que tiene tan poco quiera ayudar a los demás y los que tienen mucho piensan en tener más y más!
Ahí nomás le dije que podría estudiar para ser Asistente Social y ni bien pronuncié esas dos palabras, Josecito miró hacia el techo del local y me contó otra de sus tantas historias por las que había transitado.
- me acuerdo una vez vino una Asistente Social a mi casa, casi nos llevan a un reformatorio con mi hermanito porque hacía un mes que no comíamos. (Sí, un mes).

A Josecito lo conocían muchas personas y una de ellas trabajaba en el super, así que les regaló varios “changuitos” llenos de comida para que pudieran seguir quedándose con su mamá. Estaba agradecido por la obra de caridad de ese gentil señor, pero Josecito no estaba muy convencido porque, como él decía... –Tengo dos manos.- que le permitían salir a trabajar y ganarse su propia comida.

La conversación adquirió miles de colores, íbamos de un tema al otro y yo no me cansaba de aprender cosas y de odiarme tanto por ser tan mediocre y tan egoísta.
Sí, me atrevo a decir esto (aunque admito que no me agrada demasiado) debido a que me hago problema por cosas tan minuciosas e insignificantes que hablando con esta clase de personas, tan agradecidas y que tan poco tienen, me siento en medio de un laberinto: sin entrada y sin salida.

Agacho la mirada y veo los pies de Josecito. En realidad, veo el talón que le sobresalía de la zapatilla y él, que no es “sonso” (diría mi abuela), se dio cuenta e hizo un comentario al respecto. Le pregunté cuánto calzaba para regalarle un par de zapatllas y me dijo.
- Gracias, pero no.
No me conformé con su respuesta y le pregunté porqué no me dejaba ayudarlo, que se dejara ayudar. A todo esto, yo no lograba entender por que él era una especie de Superman pequeño que quería hacer todo solo.
Al otro día volví a mi trabajo. A media tarde apareció un principito, con sus cocitas para vender y la sencillez que lo caracteriza. Me saludó, me preguntó como estaba y me dijo “Gracias” (esa palabra que a muchas personas les cuesta pronunciar).

Yo estaba anonadada, no había hecho nada por él (porque las personas creemos que si no le damos algún regalo ó un poquito de dinero, no hacemos una buena acción... ¡Qué absurdo!
No tardó en darme una explicación.
Recuerdo que estaba frío ese día y él tenía zapatillas nuevas; en verdad no eran nuevas, pero tampoco eran las del día anterior.
- Me di cuenta que me tengo que dejar ayudar. Un amigo me ofreció éste par de zapatillas (las señaló) y las acepté.

Él me miraba como diciendo ¿Qué te pasa? Vos sos orgulloso.
Ahora yo me pregunto... ¿Por qué algunas personas aprenden tan rápido la lección y hay gente de mierda que no entiende nada?
También hablamos sobre el amor. Me contó que tuvo una noviecita pero que era muy materialista y no tardó en contarme que en la villa, los que roban eran los que tenían novia y que él deseaba otras cosas.

Tenía la mirada perdida y se sonreía cuando me contaba qué es lo que deseaba.
- Quiero una persona para compartir mis cosas: salir a tomar un helado y cuando no haya plata para eso, ir a una plaza y estar juntos...

A cada instante me asmbraba más y cada vez me sentía más culpable de mí misma...

3 comentarios:

Unknown dijo...

Andy, companierita del alma, debo decirte que me has sorprendido, no pense que lo iba a terminar de leer por el largo al principio, pero me atrapaste mal, y una masa el pibe, ojala muchos de sus amigos pensaran como el. Asique te felicito y segui asi!!! Avisame cuando escribas mas cosas!!!

Evelín dijo...

hola...! pasaba por acá y me enganché con tu último post... la verdad, muy bueno! besos y pasate
www.loop-frutal.blogspot.com

DESY dijo...

hola, investigando cai aca en este blog la verdad es que me rei mucho con lo de la anecdota por que es tan cierto jaja! y este en especial es muy bueno, y refleja mucho lo que vivimos en general... creo que una parte d emi tambien termino sintiendose culpable antes sus palabras... un beso
www.masalladeeso.blogspot.com